PASEOS CON MONTAIGNE

La LLLa Laprensa ha dicho

La prensa ha dicho:

La prensa ha dicho:

“Una obra rara y bella. Un autor que interioriza, que juega con la literatura para exponer su verdad, su visión del mundo. No lo hace solo. Está acompañado de un maestro y con él nos interpela, mientras lo hace consigo mismo. (…) Un libro útil para caminar, con Orihuel y con Montaigne, los dos cogidos de la mano”. 

Manel Manchón, Letra Global (Crónica Global – El Español), 26/12/2023. El canon de Letra Global: los 33 mejores libros de 2023

“Un trabajo sorprendente. Una obra personal e íntima donde se sincera y explora las relaciones humanas. Me resulta tremendamente admirable su minuciosa tarea de recordar y describir vivencias o reflexiones del pasado. Un lujo que ambos, Orihuel y Montaigne, nos lleven a pasear entre reflexiones, confidencias y consejos.

Juanjo Mestre, MAKMA, 23/01/2024

¿Por qué escribo?

Cuando me hacían leer en el colegio me sentía bien. Leía todo seguido, y al contrario que la mayoría, no me enganchaba, no tartamudeaba, no dudaba ante las palabras difíciles.

En cambio en el recreo todos me ganaban. No sabía jugar al fútbol. Si alguna vez, porque les faltaba alguien para ser once, me admitían, acababan riñéndome, pues con mi torpeza les hacía perder.

De modo que leyendo en voz alta en clase, gracias a las palabras, que acudían en mi ayuda, mi orgullo se restauraba.

Poco a poco empezó a ganarme la palabra escrita. Más tarde, en una de esas gripes que se pasaban en cama, leyendo esos libros de Bruguera mitad texto mitad tebeo, y de las que se salía un poco más alto, sentí el deseo irrefrenable de pasarme al otro lado: algún día, me juré, escribiré un libro y encontraré a mi John Silver.

Desde entonces he escrito y he leído, más lo segundo que lo primero (aunque en el fondo son la misma cosa), pero también he trabajado, he amado, he viajado, he reído a carcajadas y he vivido.

La vida me ha dado una esposa, dos hijos, amigos, gatos y muchos libros… (continuar leyendo)

Pequeños extractos de Paseos con Montaigne

Los lugares tienen sus conexiones, a veces raras, incluso estrafala­rias. Y eso es lo que ocurre: uno va al Corte Inglés sin más intención que la de proveerse de unos altavoces con conector USB para el portá­til, pasa en el coche junto a la cárcel y entonces todo lo recuerda y se lo cuenta a Montaigne.

* * * * *

…y si desde su eternidad pudiera tener noticia el señor de Mon­taigne de que tantos siglos después se le sigue leyendo, ¿qué diría? Sabemos tan poco de los muertos que tal vez no es del todo descabella­do pensar que eso sea posible… A lo mejor, allá en su nube ha seguido escribiendo sus Ensayos, corrigiéndolos y ampliándolos con las obser­vaciones que le suscita este desquiciado mundo nuestro.

* * * * *

Siempre he pensado en la muerte. Es inevitable. La diferencia es que ahora, que acabo de cumplir sesenta y cinco años, la frecuencia de ese pensamiento es mucho más que diaria, casi cada hora esa presencia asoma al fondo de mi mente, amenazándome con aguarme la fiesta de los placeres cotidianos…

* * * * *

…me vi cara a cara frente a sucesos acaecidos años atrás y que no pensaba contar nunca. Los tenía, por así decir, en el desván de la memoria y hasta hubiera pagado, si tal cosa fuera posible, porque un neurocirujano, hurgando cuidadosamente en mi cerebro con su bisturí de precisión, los extirpara.

* * * * *

Hace pocos días, conduciendo de vuelta a casa después de concluir mi jornada de trabajo en el ayuntamiento, como si se proyectara desde un lugar muy lejano, emergió en mi mente un recuerdo muy antiguo…

Cuando me hacían leer en el colegio me sentía bien. Leía todo seguido, y al contrario que la mayoría, no me enganchaba, no tartamudeaba, no dudaba ante las palabras difíciles.

En cambio en el recreo todos me ganaban. No sabía jugar al fútbol. Si alguna vez, porque les faltaba alguien para ser once, me admitían, acababan riñéndome, pues con mi torpeza les hacía perder.

De modo que leyendo en voz alta en clase, gracias a las palabras, que acudían en mi ayuda, mi orgullo se restauraba.

Poco a poco empezó a ganarme la palabra escrita. Más tarde, en una de esas gripes que se pasaban en cama, leyendo esos libros de Bruguera mitad texto mitad tebeo, y de las que se salía un poco más alto, sentí el deseo irrefrenable de pasarme al otro lado: algún día, me juré, escribiré un libro y encontraré a mi John Silver.

Desde entonces he escrito y he leído, más lo segundo que lo primero (aunque en el fondo son la misma cosa), pero también he trabajado, he amado, he viajado, he reído a carcajadas y he vivido.

La vida me ha dado una esposa, dos hijos, amigos, gatos y muchos libros… (continuar leyendo)

Pequeños Extractos de Paseos con Montaigne

Los lugares tienen sus conexiones, a veces raras, incluso estrafala­rias. Y eso es lo que ocurre: uno va al Corte Inglés sin más intención que la de proveerse de unos altavoces con conector USB para el portá­til, pasa en el coche junto a la cárcel y entonces todo lo recuerda y se lo cuenta a Montaigne.

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…y si desde su eternidad pudiera tener noticia el señor de Mon­taigne de que tantos siglos después se le sigue leyendo, ¿qué diría? Sabemos tan poco de los muertos que tal vez no es del todo descabella­do pensar que eso sea posible… A lo mejor, allá en su nube ha seguido escribiendo sus Ensayos, corrigiéndolos y ampliándolos con las obser­vaciones que le suscita este desquiciado mundo nuestro.

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Siempre he pensado en la muerte. Es inevitable. La diferencia es que ahora, que acabo de cumplir sesenta y cinco años, la frecuencia de ese pensamiento es mucho más que diaria, casi cada hora esa presencia asoma al fondo de mi mente, amenazándome con aguarme la fiesta de los placeres cotidianos…

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…me vi cara a cara frente a sucesos acaecidos años atrás y que no pensaba contar nunca. Los tenía, por así decir, en el desván de la memoria y hasta hubiera pagado, si tal cosa fuera posible, porque un neurocirujano, hurgando cuidadosamente en mi cerebro con su bisturí de precisión, los extirpara.

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Hace pocos días, conduciendo de vuelta a casa después de concluir mi jornada de trabajo en el ayuntamiento, como si se proyectara desde un lugar muy lejano, emergió en mi mente un recuerdo muy antiguo…

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Entrevistas y Presentaciones

Presentación del libro en Ámbito Cultural de El Corte Inglés (VALENCIA), 24 de enero de 2024.

Casa del Libro – Velázquez, Sevilla, 1 de diciembre de 2023

Los lectores han dicho…

Pascual Hernández No soy un lector habitual sino ocasional y para hacerlo debo tener una motivación muy especial: aquí la tenia, conocía a su autor y a su mujer y los considero gente que vale mucho la pena personal y profesionalmente. Conocía la faceta escritora de Rafael Orihuel, pero debo reconocer que con este libro, después de muchos, brillantes y reconocidos relatos, nos ha enseñado que pararse en la vida, describir y revivir el pasado con alivio y sin remordimientos ni frustraciones es una de los procesos vitales más inteligentes y en el caso del autor mejor ejecutados y novelados. Es un libro muy vitalista que aparte de tratar, con un lenguaje culto y cultivado, pero también cercano y ameno, muchos y diferentes temas que envuelven la vida de las personas (familia, trabajo, amor, religión, música, viajes…) envuelve al lector en infinitos debates y reflexiones profundos, siempre de la mano de su inteligente y admirado tutor intelectual, el filósofo Montaigne, recurso literario de la obra de enorme recorrido a lo largo de la misma. En fin, que igual que el autor empieza y termina su libro visitando la torre de Montaigne en Burdeos todos debemos hacer ese recorrido vital en nuestras vidas: haber vivido en una primera etapa de nuestra existencia de forma vertiginosa y sin demasiadas reflexiones ni divagaciones nos obliga a un momento de nuestra vida a pararnos y repasar y escrutar nuestro pasado, volver a él… Solo así como decía el filósofo francés y nuestro admirado autor podremos apartarnos del pasado y no ser su esclavo… Y eso libera, y mucho. Gracias por enseñarnos a no ser prisioneros en una fría y alejada torre de piedra de nuestro pasado.

José Miguel Fuentes Rafael Orihuel nos abre con este libro un mar de sensibilidades compaginadas con una lectura parcial de los ensayos de Montaigne. A través de sus experiencias personales nos descubre con sus relatos una parte de nosotros mismos que en mi caso permanecían escondidas. Un verdadero placer de lectura y continúa reflexión. No dejes de leerlo.

Tere Ribelles Un libro valiente y honesto.  Me atrapó desde el principio por su narración clara, el uso acertado de las palabras y  el relato de  experiencias y sentimientos que, al compartir generación, me introducían en su relato de una manera muy profunda. Me ha gustado mucho conocer a Montaigne de una manera un poco mas lúdica, menos académica, con pequeñas píldoras o reflexiones.  Quizá, de otra manera, no hubiera leído nada de él. Las referencias literarias y musicales siempre son bienvenidas  y valorando mucho su criterio, me sirven de referencia para futuras elecciones. Espero poder seguir disfrutando de nuevas narraciones.

Luis Hernández Excelente. He leído con auténtico placer el libro Paseos con Montaigne. Me ha parecido, además de excelentemente escrito, un libro distinto a lo habitual, sincero, inteligente, profundo y bienhumorado. Su autor, nacido en mitad de la dictadura, es un apasionado de la música y la literatura que, utilizando como guía los Ensayos de Montaigne (a quien se siente vinculado de múltiples maneras, incluso, genealógicas), recuerda su pasado: la escuela, la familia, la universidad, el mundo laboral… y nos hace revivir aquellos tiempos con su mirada benevolente, una mirada que sólo se enturbia al comentar la corrupción política que irrumpió en su entorno de trabajo y el modo en que le afectó personalmente. Paralelamente, el libro nos descubre la persona, el aspecto humano de Michel Eyquem, señor de Montaigne, proporcionándonos así una razón más para interesarnos por su obra. Un libro de lectura muy agradable y cargado de contenido que recomiendo vivamente.

Ramón C.T. ¿Qué sé yo? se pregunta Montaigne. Es lo mismo que se pregunta el autor. El formato de libro de literatura sobre literatura me ha encantado, así como su percepción sobre diversos acontecimientos, su palabra y pensamiento sobre varios temas, sus opiniones sobre la tolerancia y en contra de la soberbia, y sobre la incomprensión, la muerte, el suicidio, la religión, etc. Todo ello te hace reflexionar sobre una perspectiva personal en diversos temas vitales. Me parece un libro muy humano, que he devorado con una gran avidez, y eso que la lectura no es una de mis pasiones.
El libro me ha ayudado mucho a “pasear” en mí ¿Qué sé yo?

Marco Mallent Un lector “asustado”. A quienes pueda “asustar”, como me ocurrió a mí, encontrarse con un tratado filosófico en este libro, puedo decirles que su lectura es muy grata. Es un libro donde el autor nos cuenta con absoluta verdad, experiencias vitales sin ningún complejo y de forma muy amena. Muy bien traídos los textos de Montaigne al principio de cada capítulo, de tal manera que la tentación de leer los ensayos del filósofo es inevitable. Muy recomendable, sobre todo para aquellos de la generación de su autor, que pueden sentirse muy identificados.

Los lectores han dicho…

Luis Hernández Excelente. He leído con auténtico placer el libro Paseos con Montaigne. Me ha parecido, además de excelentemente escrito, un libro distinto a lo habitual, sincero, inteligente, profundo y bienhumorado. Su autor, nacido en mitad de la dictadura, es un apasionado de la música y la literatura que, utilizando como guía los Ensayos de Montaigne (a quien se siente vinculado de múltiples maneras, incluso, genealógicas), recuerda su pasado: la escuela, la familia, la universidad, el mundo laboral… y nos hace revivir aquellos tiempos con su mirada benevolente, una mirada que sólo se enturbia al comentar la corrupción política que irrumpió en su entorno de trabajo y el modo en que le afectó personalmente. Paralelamente, el libro nos descubre la persona, el aspecto humano de Michel Eyquem, señor de Montaigne, proporcionándonos así una razón más para interesarnos por su obra. Un libro de lectura muy agradable y cargado de contenido que recomiendo vivamente.

Ramón C.T. ¿Qué sé yo? se pregunta Montaigne. Es lo mismo que se pregunta el autor. El formato de libro de literatura sobre literatura me ha encantado, así como su percepción sobre diversos acontecimientos, su palabra y pensamiento sobre varios temas, sus opiniones sobre la tolerancia y en contra de la soberbia, y sobre la incomprensión, la muerte, el suicidio, la religión, etc. Todo ello te hace reflexionar sobre una perspectiva personal en diversos temas vitales. Me parece un libro muy humano, que he devorado con una gran avidez, y eso que la lectura no es una de mis pasiones.
El libro me ha ayudado mucho a “pasear” en mí ¿Qué sé yo?

Marco Mallent Un lector “asustado”. A quienes pueda “asustar”, como me ocurrió a mí, encontrarse con un tratado filosófico en este libro, puedo decirles que su lectura es muy grata. Es un libro donde el autor nos cuenta con absoluta verdad, experiencias vitales sin ningún complejo y de forma muy amena. Muy bien traídos los textos de Montaigne al principio de cada capítulo, de tal manera que la tentación de leer los ensayos del filósofo es inevitable. Muy recomendable, sobre todo para aquellos de la generación de su autor, que pueden sentirse muy identificados.

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